¿El banco central es realmente el problema?

Miguel Angel Arrigoni

CEO FIRST CAPITAL GROUP

@miguelarrigoni

 

El candidato Javier Milei ha señalado la existencia del Banco Central como un factor inflacionario que afecta a Argentina. Con todo respeto, difiero de esta afirmación. El problema no es el Banco Central, sino el enfoque deficiente del Estado en la gestión financiera.

Un Gobierno que gasta mucho más de lo que recauda, siempre ha de generar déficit, y si la “rueda de auxilio” para taparlo fuera la emisión, esto automáticamente deprecia la moneda y se genera inflación. Así de simple.

Pero ¿qué opciones baraja Argentina ante el déficit? Tomar deuda: interna, externa, forzada, etc. Argentina ha probado todas esas drogas, dado que es un irremediable enfermo.

Milei tiene razón al expresar que los políticos nos han llevado a situación. En efecto, han sido muy malos sino pésimos administradores, particularmente en estos últimos 12 años.

Sin embargo, es interesante destacar otro aspecto de nuestra decadencia, que no se limita únicamente a la inflación, sino que también involucra el concepto de "Crowding Out", un término que describe cómo el Estado ha acaparado el crédito de los bancos y el sistema financiero en su propio beneficio.

Hoy Argentina tiene ratios de Préstamos al Sector Privado, medidos respecto del PBI absolutamente ínfimos, irrisorios para las necesidades financieras de las empresas y la población. El ratio es del 16% (o menos) en el mejor de los casos.

El gráfico adjunto ilustra de manera inequívoca nuestra desfavorable posición relativa, evidenciando que solo superamos en términos numéricos a Angola y Nigeria.

Un país que quiera desarrollarse, necesita de un Sistema Financiero y Bancario robusto, amplio, desarrollado y con presencia en todo el país, siendo flexible, con economías de escala.

Esto es lo que Argentina NECESITA. Si centramos la discusión en la existencia o no del BCRA, le estamos dando la espalda a la necesidad del FINANCIAMIENTO en términos RAZONABLES para las empresas, los emprendimientos personales de diversos tamaños.

En el mundo desarrollado, sin ir más lejos en países de nuestra región, existen Créditos Hipotecarios que permiten acceder a una vivienda a gente joven, pagando valores como alquileres por 15 o 20 años, y no penando ahorros por ese tiempo para acceder a una vivienda digna.

En lo que respecta a la existencia o no del BCRA, considero que es una discusión, en mi opinión, de poca relevancia. La gran mayoría de países desarrollados cuentan con instituciones similares, y aquellos que no las tienen, disponen de entidades que desempeñan funciones análogas.

Muchos dirían que Estados Unidos no cuenta con un único Banco Central como se podría encontrar en otros países desarrollados o en vías de ello. Esto es porque tiene un sistema financiero altamente desarrollado que involucra varias entidades: un super esquema. El sistema incluye la Reserva Federal, que actúa como el banco central del país, la FDIC (Federal Deposit Insurance Corporation), que es una agencia de garantía de depósitos – similar a SEDESA en Argenitna-, y la OCC (Office of the Comptroller of the Currency), que es una entidad reguladora y de supervisión (Superintendencia y Normativa). Este enfoque diversificado es un ejemplo de la complejidad y la diversidad de los sistemas financieros en diferentes países.

Si los sumamos, son todo un Banco Central. Dividirlo sería una alternativa lógica, ya se ha intentado en los años 90 bajo la presidencia de Javier Gonzalez Fraga en el BCRA.  Para resumir: no confundamos.

El “adicto” a tomar e imprimir plata es el Estado, con o sin BCRA lo seguirá haciendo si no se corrige su accionar deficitario.

La “victima” de no tener un Sistema Financiero moderno y eficiente, son TODOS LOS CIUDADANOS a nivel particular sean personas o empresas.

¿Cuál es entonces la propuesta? Imitar lo que muchos países progresistas han hecho: diagramar un Sistema Financiero para el DESARROLLO Y PROGRESO. Eso es SUMAMENTE FACIL, no pasa por cerrar algo sino en poner manos a la obra de inmediato, sin inventar nada, tomando simplemente modelos que hayan brindado progreso, trabajo y bienestar.